El poeta Daniel Casado dedica un poema a Guillermo, quien le hiciera una entrevista y le confesara querer encontrar las palabras que expresaran sus sentimientos. De aquella experiencia surgió el poema que os dejamos.

Para Guillermo, en sus quince rebosantes años,
porque me confesó temblando que escribe poemas desde que está enamorado.

Tendrás, de sobra, palabras que cortejen
su ancho corazón adolescente, los hilos
invisibles del amor que ya nace en sus labios.

Propias o prestadas, serán irreparables.
Dulce, silenciosamente alcazarán su objetivo
y ella encontrará la excusa al fin para besarte.

Cuando despiertes del sueño pubescente
habrás besado a otras muchachas -tal vez demasiadas-
y querrás estar a solas, recogido en tu silencio.

Te acordarás, tal vez, de mí: no quise prestarte mis versos.
A la entrada del bosque te dejé perdido. Quien juega
con fuego -te advertí- acaba ardiendo de vida y de dolor.

Sólo espero -sin falsas emociones- que encuentres
las palabras que hay en ti, que sean tuyos fuego y verso
y que nada, ni la terca sombra, te salve en ese incendio.